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sábado, enero 03, 2009


Yehude, o el humanista partido.


"Qué lástima. Uno se pone a pensar en el Yehude antiguo, el humanista fundador de su místico partido, el pensador de plomo y honradez de oro, aquel tipo presto a dialogar con las piedras y no pararse hasta llegar a un consenso. Y luego abre los ojos y se topa con este otro Yehude, el nuevo, el que se niega a aceptar lo evidente, el inquisidor dispuesto a meter en la hoguera a los réprobos, a los que se niegan a mirar con buenos ojos a García, a los que les da la simple y respetable gana de ir quejándose del gobierno porque qué diablos.

Entonces, se termina de entender a este humanista que, de pronto, nos enseña más de la condición humana que el nombre mismo de su partido. Y uno se pregunta qué le pasó a Yehude, si dentro de Palacio las cabezas son intercambiables y a éste le pusieron accidentalmente la de Ciprini. O si finalmente no es Yehude, sino el mismo desorbitado García que tuvo que meterse en oceánico corsé y prestarse la pelada sintética de Carlos Álvarez, y hacer que hablaba por el hombre que antes hubiera sido incapaz de siquiera ecualizar el derecho a la discrepancia.

Aun es demasiado pronto para echarle una parrafada final al buen Yehude, claro está. Así que abrigo la esperanza de que se trate de una complicada estrategia, de un irónico sketch que merece explicación; y que pronto veamos a un Premier en busca de algo más, tal vez de sí mismo, de sus ideales, aunque sea de sus sueños. En fin, tremenda tarea la de rescatarse a sí mismo de las charcas del poder, y volver a ser humano."
Parte de un artículo que publiqué en el semanario El Búho (www.elbuho.com.pe), hace como un mes.
Y, como suele ocurrir en política, los peores vaticinios son los que indefectiblemente se cumplen.